La orca Gladis se ha hecho viral por liderar un movimiento de jóvenes cetáceos que embisten veleros y hunden yates en el estrecho de Gibraltar. Se trata de Gladis blanca, la mayor del grupo y, al parecer, responsable de enseñar a las más jóvenes esta conducta. Los memes, chistes y comentarios han inundado las redes sociales en los últimos días, aunque los primeros ataques registrados se dieron en 2020.
Resulta que Gladis no es una única orca, son 15. Gladis blanca es la más adulta y a la que los científicos se refieren principalmente. Pero de la misma comunidad forman parte Gladis gris, Gladis negra, Gladis peque, Gladis clara…Por tanto, hablemos de ellas con propiedad: son las gladis.
¿Qué está provocando este comportamiento en las orcas? Aunque no se sabe con certeza, la hipótesis principal plantea que la adulta hubiera vivido un encuentro traumático con un velero y trate de frenarlos a su paso para evitar un nuevo episodio de angustia. Se descartó una colisión ya que ninguno de los animales tenía heridas que pudieran corresponderse con un accidente similar, lo que sí se detectó fueron heridas de las provocadas por cortes con el sedal del que cuelgan los atunes pescados con palangre. Igual están hartas de que devoremos su principal fuente de alimento: el atún rojo. Igual nos están señalando el camino. O, al menos, la puerta de salida para que las dejemos en paz.
El coordinador de la organización de Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos (CIRCE), señala un comportamiento relacionado con “el enriquecimiento ambiental y el aprendizaje que se transmite de madres a hijas, de crías a crías y a otros familiares, pero dentro del mismo grupo”. Como informaba hace unos días El País, CIRCE está colaborando con el Ministerio para la Transición Ecológica en el marcaje de orcas en el estrecho y con los datos de satélite se elabora un mapa que se pone a disposición de los navegantes para minimizar el riesgo de encontrarse con estas familias.
La población de orcas de la península Ibérica, unos 35 individuos que se desplazan entre el estrecho de Gibraltar y las costas gallegas, no parece tener gran interés por las embarcaciones. Por eso el comportamiento de las gladis ha llamado la atención a nivel incluso internacional: las orcas justicieras, la pandilla de orcas, el crimen orcanizado…Las divertidas ocurrencias sobre ellas están por todas partes reforzando al mismo tiempo una imagen de “ballenas asesinas” que puede ponerlas en peligro (más en peligro que el propio riesgo crítico de extinción en el que se encuentra esta subpoblación).
Por eso me parece fundamental destacar que se estima que solo tocan 1 de cada 100 barcos que pasan por la zona, que hay información prácticamente en tiempo real para prevenir los posibles peligros y sobre todo, que ellas están en su hogar.
La popularidad de las gladis parece una oportunidad para reflexionar sobre el acoso, el abuso y la invasión que ejercemos contra los animales todos los días. Cómo destrozamos sus hogares, les dejamos sin alimento, interferimos en su comunicación, en su reproducción, en sus desplazamientos, en sus familias…en todo lo que es vital para ellos. Y encima nos quejamos y los exterminamos si actúan en defensa propia.
Sinceramente, espero que la situación no se intensifique y que entre memes y bromas dejemos espacio para análisis rigurosos que nos permitan comprender y tomar medidas tanto eficaces como respetuosas. Porque si no es así, lo terminarán pagando las orcas. Siempre pagan los animales con su vida y su libertad nuestra incapacidad para convivir en el planeta.
Por eso esta carta es un llamamiento para unirnos a su revolución si nos necesitan.
Porque si hay que elegir equipo, no tengo dudas: yo voy con las gladis.
Dejemos el territorio de las Gladis en paz, ellas lo están diciendo muy claramente. Hay que escuchar la reivindicación animal.
Un beso Amanda
Yo también voy con ellas, que duda cabe!!!