Hay debates que nunca pasan de moda. Desde la lucha contra la esclavitud hasta los movimientos feministas y por los derechos civiles, siempre ha existido una tensión entre quienes consideran que el progreso debe alcanzarse de manera gradual, negociando con las estructuras existentes, y quienes sostienen que cualquier relación con el sistema perpetúa la injusticia y diluye el objetivo final de la causa.
Yo por más vueltas que le doy, sigo llegando a la misma conclusión: ambos enfoques tienen bastante razón y esa tensión, al combinarse, genera movimiento. Más bien se trata de distinguir cuándo toca qué.
Porque más allá de la validez de cada postura, la historia muestra que el éxito de los movimientos no depende únicamente de su enfoque filosófico, sino de su capacidad para interpretar el contexto y adaptar sus estrategias en función de las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales. Aquí es donde entra la inteligencia contextual, lo que también podríamos llamar el mapa de las grietas.
La inteligencia contextual es la capacidad de comprender y actuar de manera efectiva en función de las condiciones del contexto en el que nos encontramos. Es el arte de leer el momento, encontrar los recovecos, identificar las grietas del sistema, evaluar potencialidades y ajustar nuestra estrategia para lograr el mayor impacto posible.
No se trata solo de conocer datos sobre nuestro contexto, sino de saber interpretar la situación y responder con inteligencia y flexibilidad. Jugar nuestras mejores cartas aunque no dominemos el terreno de juego. Porque no nos engañemos: quienes defendemos un mundo más justo y mejor repartido solemos ir en desventaja. Vivimos tiempos de enormes concentraciones de poder e influencia y contrarrestarlo requiere organización colectiva.
Los grandes cambios sociales no ocurren solo por insistencia o repetición. Sino porque los movimientos y sus activistas saben aprovechar ventanas de oportunidad y construir un marco cultural y un sentido común a su favor.
¿Cómo podemos tener esto en cuenta quienes defendemos a los animales? Lo primero es entender algo crucial: cuantos menos recursos, apoyos y fuerzas tenga un movimiento, más inteligencia contextual necesitará. El movimiento en defensa de los animales es una minoría absoluta. Tenemos muchísimo menos de todo. Menos personas, menos infraestructuras, menos dinero y menos altavoces que las industrias de explotación animal. Somos absolutamente insignificantes a su lado. El presupuesto solo de marketing de cualquier gran empresa cárnica supera con creces los donativos anuales de las mayores organizaciones por los derechos animales. Vuelve a leerlo.
Esto no significa que la batalla esté perdida, sino que hay cosas que no nos podemos permitir (sobre esto, si te interesa, podemos hablar otro día en un boletín específico sobre dramas cotidianos y errores monumentales que cometemos en la defensa de los animales). Hoy me centraré en compartir algunas herramientas que aprendí trabajando como consultora organizacional, años en los que acompañé a decenas de asociaciones, fundaciones y cooperativas en sus planes estratégicos y diagnósticos.
Te dejo mis diez preguntas favoritas para entrenar la inteligencia contextual:
¿A quiénes nos dirigimos con este mensaje/campaña/proyecto?
¿Qué cambios políticos, sociales o económicos están ocurriendo que puedan influir en nuestra causa?
¿Qué discurso está dominando en los medios y cómo podemos posicionar nuestra causa dentro de él?
¿En qué medida las condiciones económicas actuales afectan a las prioridades de la sociedad y cómo podemos integrarlas en nuestro enfoque?
¿Cómo podemos conectar nuestras demandas con las preocupaciones inmediatas de las personas?
¿Cuáles son los puntos débiles de nuestros adversarios, y cómo podemos usar esa información a nuestro favor?
¿Qué narrativas están moldeando la opinión pública sobre nuestra causa, y cómo podemos contribuir a darles un giro?
¿Qué tipo de acciones son más efectivas en este momento dado el contexto político y social? ¿Qué podría ser contraproducente?
¿Cómo se está movilizando el activismo en otras partes del mundo, y qué lecciones podemos aplicar aquí?
¿Hay alianzas o colaboraciones inesperadas que puedan fortalecernos?
Los animales no pueden organizarse colectivamente, no pueden crear asociaciones ni sindicatos, no pueden ni siquiera criticarnos ni orientar a quienes nos esforzamos por defender sus intereses en la sociedad humana. Por eso en la cuestión de los animales necesitamos especialmente desplegar todas nuestras inteligencias.
Seguramente habías escuchado hablar de la inteligencia emocional, de la espacial o la musical. Todas son importantes y todo el mundo posee algo de cada una.
Pero yo hoy deseo que nunca nos falte la inteligencia contextual.
Que el mapa de las grietas te acompañe. Y que recoveco a recoveco convirtamos este mundo en un lugar mejor.
Con cariño y por los animales,
Amanda.
Me viene como agua de mayo. Acabamos de formar un grupo para intentar hacer cosas en nuestra pequeña ciudad. No paro de pensar en que podemos hacer y como se puede enfocar ¡¡Necesitamos un mapa de grietas!! 😊😊